“DISCAPACIDAD, DISCRIMINACIÓN Y MEDIOS DE DIFUSIÓN”
AUTORA: SILVIA VALORI
Los Medios de Difusión forman parte del poder en la
sociedad actual. Son formadores de ideas y generadores de opiniones. Lo que
hemos dado en llamar “opinión pública” se nutre, básicamente, de los diarios,
la radio, la televisión y de la Internet. Hoy se sostiene – y se transmite—la
famosa idea de que “lo que le hace falta a un país es tener ciudadanos bien
informados”. Puedo decir también --sin temor a equivocarme-- que si bien antes
los medios de difusión decidían sobre los temas que hablaría la
sociedad, hoy deciden hasta lo que piensa y difunden los paradigmas de
la Cultura. Las cuestiones que revisten
importancia y sobre las que hay que explayarse y opinar son estudiadas,
habladas, reiteradas, analizadas y exhibidas hasta el cansancio en los
diferentes canales, radios, diarios e Internet, de mil maneras y modos.
Desde
mi posición de mujer con “dis”capacidad, escritora, pensadora y conferencista,
quiero hacerles llegar mi opinión personal:
“Lo
que le hace falta a un país es una ciudadanía culta, No una ciudadanía bien
informada. Lo realmente importante es que la gente piense, No que le parezca
que piensa. Hace ya mucho tiempo que la Educación viene
siguiendo, en nuestro país, una línea descendente y en esa línea incluyo a los
programas de radio y televisión. Les han hecho creer a las personas que lo
importante es “ser hermosos/ as”, “rubios/ as”, “de nariz respingada, labios
carnosos y cuerpos perfectos”. Y así nos encontramos con uno de los por qué más
importantes de la discriminación en los medios de difusión para con las
personas con “dis”capacidad: Una persona con “dis”capacidad no tiene,
generalmente, ni uno de esos atributos o tiene sólo algunos, pero no puede
tener todos. Por que la “Dis”capacidad no es hermosa, ni tiene cuerpos
perfectos. Así como la mayoría de la gente no lo es. Somos todos imperfectos/as,
diferentes, complementos unos/as de otros/as; es absurdamente imposible querer
ser todos/as iguales y perfectos/as. Si varios/as de los que aparecen en las
pantallas no recurrieran a las cremas, los maquillajes, las tinturas, los
tratamientos adelgazantes y las cirugías, no tendrían la autoestima ni la
personalidad suficientes para aparecer como “modelos”. Y si no fuera por esas
“pócimas mágicas” o “ungüentos milagrosos” o “cirugías reparadoras”, en poco
tiempo nos quedaríamos sin personas aptas para exhibir en las pantallas.
Y
quizás es éste un llamado de atención de la Madre Naturaleza
al haber dispuesto que seamos tantas personas con “dis”capacidad en el Mundo –
más de 1000 millones – de las cuales, alrededor de cinco millones vivimos en la Argentina.
Y
necesitamos ser escuchadas y representadas. Y lo necesitamos mucho. Necesitamos
que los medios, esos medios formadores de ideas y generadores de opiniones –no,
no me equivoco al emplear los términos de esta manera—difundan imágenes más
positivas, sin mitos ni estereotipos ni tabúes.
Una manera de comenzar sería el modo en que se nombra a
las personas con “dis”capacidad; y en lugar de “discapacitado”, “inválido”,
“lisiado” o “minusválido” y teniendo en cuenta además, que las palabras generan
pensamientos, podríamos decir o escribir
personas con “dis”capacidad, y si hay poco lugar o poco tiempo, personas con d,
y si tenemos poquísimo lugar y poquísimo tiempo, Pcd. Comenzar a pensar, a
escribir y a decir: personas sordas, personas con movilidad reducida, personas
ciegas, personas con déficit mental o intelectual. Y dejar de pensar en qué
grado o tipo de discapacidad o minusvalía o invalidez tiene cada uno y
considerar y pensar a las personas con “dis”capacidad, personas.
No
existen las personas que no hacen nada o que no sirven para nada. No existen
los seres inválidos, ese es otro paradigma que hay que hacer caer. La persona
que no hace nada o que no sirve para nada es porque está muerta. La persona que
está “inválida” es ¿qué no tiene validez? ¿Para qué y quién lo establece?...
Es
la “dis”capacidad hoy entendida, en Argentina, en América Latina y por muchas
personas –todavía y lamentablemente--, como “un problema de difícil solución”.
Si seguimos percibiendo a la “dis”capacidad como “un problema”, y no como “una
forma más de vida, dentro de la biodiversidad” –como lo vienen haciendo en
algunos países de Estados Unidos y de Europa-- nos encontraremos muy lejos de
hallarle una solución. Ya lo ha dicho Einstein: “cuando tenemos un problema
difícil, para resolverlo, hay que
cambiar de paradigma”. Y esto es lo que voy a pedirles a los Medios de
Comunicación: “que ayuden a cambiar el paradigma de la y en la “dis”capacidad”.
Veamos
y propaguemos imágenes positivas de las personas con “dis”capacidad y de las
mujeres con d, conformando una sociedad NO “a pesar de las diferencias”
sino: “a partir de las diferencias”, porque lo que enriquece a los individuos
son, precisamente, esas diferencias.
Los estereotipos, si bien en algunos momentos son
necesarios, no sirven ni hacen bien, a nadie ni en ningún lado y, además,
reflejan una realidad que no es tal.
La
“mala de la novela” está paralítica. Me y les pregunto: ¿y porqué está
paralítica es mala? ¿o está paralítica por ser mala? ¿Cómo deduce o de dónde
saca el o la guionista que esto es así?
La
maldad y la bondad, el odio, el amor, el resentimiento, la confianza, la
amabilidad, son sentimientos o virtudes que no tienen nada que ver con la
condición física de las personas. Se encuentran en personas gordas, flacas,
lindas, feas, bajas, altas, rubias, morochas, peladas, con pelo, sanas y enfermas.
Y en personas de género masculino o femenino, de naturaleza heterosexual,
homosexual, bisexual, etc.
Es
tiempo de que dejemos de suponernos, de pensar y de emitir imágenes
estereotipadas, que nos demos cuenta que somos mucho más que consumidores/as,
usuarios/as y ciudadanos/as, que debemos ser bien representados por quienes
tienen la obligación de hacerlo bien. Somos PERSONAS todos y todas, sin
distinciones y podemos exigir que los valores se transmitan por los medios de
difusión, todos aquellos valores que hacen que la dignidad humana, sea
algo más que dos palabras.
Podemos exigir ser representadas, no estereotipadas...
Pregunto: ¿Desean habitar un país digno, seguro y
confiable? Pues primero debemos ayudar todos y todas a formarlo. Un país digno,
seguro y confiable tiene ciudadanos y ciudadanas dignos/as, seguros/as y
confiables. Es condición fundamental que nosotros/as seamos primero así, para
que vuelvan, como un boomerang, estas cualidades a nosotros/as.
Mientras
se mantenga la línea que vienen desarrollando los Medios de Comunicación,
difundiendo noticias de calamidades, robos y crímenes de todo tipo, estaremos
creando más noticias de calamidades, robos y crímenes de todo tipo.
A
los y las Responsables de los Medios de Difusión: voy a pedirles ayuda y quiero hacerlo
en nombre de nuestros hijos e hijas, de nuestras nietas y nietos, de nuestros
padres y madres y de todas las personas con y sin “dis”capacidad de Argentina y
del Mundo:
Ustedes
pueden colaborar y además, es imprescindible que lo hagan: ¡Cambiemos el modo! ¡Miremos de otra manera!
¡Hablemos de otra forma! ¡Escribamos distinto! ¡Transmitamos imágenes
diferentes!
Y
entonces es posible que todo lo bueno que los argentinos y argentinas deseamos,
se haga presente. Ese será un Día Maravilloso y formará parte de un Futuro Maravilloso.
El
Futuro que el Universo diseñó para todos y todas y al que, todavía hoy, no hemos logrado
acceder.